
La belleza y la simplicidad de una planta tropical cuyos productos trascienden los tiempos acompañando el desarrollo económico de la región
la Iraca
Un emblema de la
etnobotánica tropical
Texto: *Dino de Jesus Tuberquia Muñoz
Fotogtafías: Dino de Jesus Tuberquia Muñoz
Alejandro Campuzano Zuluaga
Santiago Ramirez Restrepo
En el año de 1794, Hipólito Ruiz y José Antonio Pavón, dos botánicos y farmaceutas españoles, encomendados por el rey Carlos III para explorar el virreinato del Perú, que para ese entonces comprendía tanto el territorio de Perú como de Chile, dan a conocer una de las más carismáticas y apreciadas especies vegetales encontradas en el Nuevo Mundo, la Iraca. En su obra “Florae Peruvianae et Chilensis”, denominan a esta especie con el nombre de Carludovica palmata; el nombre del género, Carludovica, en honor al Rey Carlos IV de Borbón y a su esposa María Luisa de Parma; el epíteto, palmata, en alusión a la forma de sus hojas en forma de abanico, semejante a muchas especies de palmas. Actualmente, además de Carludovica palmata, se reconocen otras tres especies para este género.
Ruiz y Pavón designaron esta especie como perteneciente a la familia de las palmas (Arecaceae) y solo fue hasta el siglo XVIII, cuando fue incluida dentro de la familia Cyclanthaceae, un grupo de plantas con distribución exclusiva en los trópicos americanos, y cuyas especies tienen hojas con aspecto como de palmas, aunque no guardan ninguna relación evolutiva cercana con este grupo. No obstante, es frecuente que a la Iraca se le confunda con una palma y a menudo se le suele referir como “Palma Iraca”.

Iraca es el nombre más utilizado para C. palmata en Colombia, y al parecer, es la palabra con que los muiscas, en tiempos precolombinos, designaban la región hoy conocida como Sogamoso, en el departamento de Boyacá, tal como lo consignan algunos cronistas, entre ellos el naturalista alemán Alexander von Humboldt. Pero son numerosos los nombres comunes que aluden a esta especie a lo largo de los diferentes países donde se distribuye, en Centro y Suramérica, en virtud de su cercanía con las comunidades humanas, principalmente grupos étnicos y campesinos, que la aprovechan en mayor o menor grado, en casi todas las regiones donde ella crece silvestre.

Ilustración por Ignacio Mesa
La Iraca es una especie emblemática de la etnobotánica y botánica económica en América Tropical. Son múltiples sus usos, que incluyen desde fibras para cestería y artesanía de alta filigrana, hasta alimento, elaboración de techos, jardinería y paisajismo y más recientemente, como símbolo en rituales religiosos católicos. La historia de la manufactura a partir de Iraca, se remite a la época colonial, pero se cree que su uso proviene de tiempos inmemorables, por parte de grupos étnicos originarios de la región neotropical.
Gran parte de la popularidad alcanzada por la Iraca, se debe a que de ella se elaboran tradicionales sombreros denominados “sombreros de Panamá”, los cuales se fabrican en el norte de Ecuador y algunas regiones del sur de Colombia y que en épocas pasadas dieron renombre a esta especie y a sus lugares de procedencia. Su elaboración se hace a partir de las hojas nuevas, aún sin abrir, denominadas cogollos.
Iraca, un nombre en el que resuena aún la palabra muisca de tiempos precolombinos.

La palma neotropical que llegó a imponerse en la cabeza de los estadounidenses a mediados del siglo XX, como símbolo de buen vestir.

Sombrero aguadeño
En Ecuador, estos sombreros se conocen también como “sombreros de Jipijapa” o de “Palma Toquilla”, y algunas zonas de este país, como el cantón de Montecristi y la pequeña ciudad de Jipijapa, en la provincia de Manabí, gozan de gran reputación como productores del sombrero de Panamá, nombre cuya alusión a este país centroamericano no está relacionada con ser la cuna de estos emblemáticos sombreros, pero si la región donde se ganó tal título y fama, debido posiblemente a que durante y posterior a la construcción del canal de Panamá, su uso se popularizó entre los nativos y extranjeros.
Para los años 40, este producto se exportaba desde Ecuador a Panamá, como paso intermedio para llegar a los Estados Unidos, donde era componente importante de las modas de etiqueta del momento. Algunos datos refieren como en 1944, la exportación de “sombreros de Panamá”, llegó a consolidarse en el segundo reglón en importancia económica en Ecuador.
En Colombia también ha existido la tradición de elaborar y comercializar sombreros de Iraca de alta filigrana, aunque no en la misma proporción del país vecino. Los mercados de sombreros u otras artesanías elaborados de la fibra extraída de brotes nuevos de hoja de Iraca, son comunes en algunas poblaciones del sur del país, tales como Sandoná y Los Andes Sotomayor, en el departamento de Nariño. También el famoso sombrero de Aguadas o sombrero aguadeño, es el equivalente del sombrero de Panamá, pero elaborado en el municipio de Aguadas, departamento de Caldas, donde su fabricación tiene una tradición de más de 150 años y da el sustento a numerosas familias.
La Iraca es una especie emblemática de la etnobotánica y botánica económica en América tropical en virtud del aprovechamiento que de ella hacen las comunidades humanas en casi todas las regiones donde ella crece silvestre.

Elaboracion de un soplador para atizar el fuego por parte de un indígena de la etnia Gunadule en Arquía, Chocó

Artesana en Aguadas, Caldas tejiendo un sombrero Aguadeño
Noche estrellada en el Tiquíe

La fabricación de sombreros y artesanía fina a partir del cogollo de Iraca, es objeto de un meticuloso y elaborado proceso, que se ha perfeccionado y trasmitido de generación en generación en las comunidades productoras en distintas regiones de países como Ecuador y Colombia, y que incluye etapas que van desde la cosecha, el desorillado (abrir el cogollo suavemente y despegar los segmentos más externos a cada lado), el ripiado y desvenado (separar orillos y venas de los segmentos y dividirlos en cintas delgadas y flexibles), el desagüe (dejar el material en remojo), el entorchado y secado (enrollar los hilos sobre sí mismos y secarlos al sol), el chirliado (separar manualmente los hilos entorchados y secos), el blanqueado (remojar de nuevo y secar al sol durante varios días), el estufado (someter el material al humo y al azufre) y el teñido.
El auge y la demanda de productos elaborados a partir de los cogollos de Iraca, ha llevado a que en varias regiones de Colombia ya esta especie se maneje a manera de cultivo, labor relativamente fácil, ya que no es exigente en materia de suelos y es de rápida y sencilla propagación por métodos vegetativos a partir de fragmentos del tallo, el cual es subterráneo y se denomina rizoma. Esta es la forma más común de propagarla. Los frutos producen numerosas y diminutas semillas, que son de rápida germinación, aunque esta forma de propagación es muy poco utilizada.
Artesana en Aguadas, Caldas tejiendo un sombrero Aguadeño
Esta planta en general, es considerada por cultivadores como muy rústica, ya que se adapta a casi todo tipo de suelos; presenta un rango de distribución altitudinal amplio, desde el nivel del mar hasta casi 2000 metros de altitud; puede crecer en condiciones de sombra y semi sombra, a menudo asociada a ambientes húmedos, pero también crece a libre exposición y en climas y ambientes secos. No se conocen variedades o subespecies, pero puede exhibir una notable plasticidad fenotípica, que podría interpretarse como respuesta a los diversos ambientes donde prospera. Sin embargo, a pesar de su reconocida importancia, es muy poco lo que se sabe sobre su historia natural y aún se requiere generar mucha información sobre su biología y sobre su manejo en condiciones cultivadas.

Sombreros a la venta para ser terminados
Actualmente la iraca se encuentra estrechamente ligada a la cultura material de un gran número de grupos aborígenes y comunidades negras y campesinas en Centro y Suramérica, las cuales utilizan el pecíolo y la lámina de la hoja, para cestería y para elaborar toda una gama de artefactos y utensilios artesanales, usados en actividades cotidianas como la recolección de productos silvestres y cultivados, la pesca y la preparación de alimentos, entre otras.
Más allá de la importancia económica representada en la elaboración de artesanía fina a partir del cogollo, otras formas de utilización artesanal de la Iraca revisten especial importancia. En Colombia, por ejemplo, en las tierras bajas de la región Pacífica, comunidades negras e indígenas extraen la corteza externa del pecíolo en hojas bien desarrolladas, en un proceso denominado “desvenado” y la utilizan como materia prima para elaborar una amplia variedad de productos tales como cestos, sopladores para atizar el fuego, sombreros, adornos, entre muchos otros.

En esta misma región, algunas comunidades costeras afroamericanas, han utilizado el cogollo molido de la Iraca, mezclado con otros componentes de origen vegetal, para la elaboración de papel artesanal, que luego es ofrecido en distintas presentaciones a los turistas.
También es objeto de especial atención, la extracción de palmito comestible, similar al que se obtiene de palmas, a partir del tejido meristemático que se localiza en la porción basal del pecíolo, de los brotes foliares sin abrir. En algunas regiones de Colombia, como por ejemplo sobre la cuenca del río Magdalena, en los departamentos de Huila, Cundinamarca, Boyacá y Santander, a estos brotes o cogollos se les conoce como nacuma o paja nacuma, y del palmito extraído se elaboran ensaladas y encurtidos o se agrega en forma de trozos pequeños a la denominada “sopa de colicero”. No obstante, la porción comestible, extraída de cada cogollo o brote de Iraca, es muy pequeña en proporción a la que se obtiene de un cogollo de palma. Se requiere por lo tanto, efectuar investigación al respecto, para un adecuado aprovechamiento y manejo de este recurso, ya que se necesitarían muchos cogollos para obtener una cantidad considerable de palmito.


Hilos de Iraca teñidos y sin teñir listos para ser utilizados artesanalmente
Uno de los usos más conocidos de la Iraca, es la utilización de las hojas maduras para la elaboración de techos. Esta ha sido una práctica tradicional en diversas zonas rurales de Colombia, donde la iraca se encuentra al mismo nivel de algunas especies de palmas que también son utilizadas para techar, debido a su buena calidad y durabilidad. Sin embargo, el uso de la hoja de iraca para techo, es una práctica que ya en muchas regiones del país ha entrado en desuso, donde la tendencia es a reemplazarla por materiales sintéticos.
En la celebración católica del Domingo de Ramos, la Iraca ha mostrado ser un excelente sustituto de la Palma de Cera (palma de ramo), cuya utilización en esta ceremonia ha conllevado serios problemas de conservación para algunas especies de estas palmas pertenecientes al género Ceroxylon. El cogollo de la Iraca, aunque de menor tamaño, presenta una notable semejanza con la “hoja bandera” de las palmas de cera, y su corte y empleo masivo no acarrean los inconvenientes asociados al uso de estas palmas. En algunos municipios del país, ya es popular la utilización de la Iraca con este fin, pero se requiere promover y masificar aún más esta práctica.
La Iraca posee un potencial pobremente explorado en el campo de la jardinería, el paisajismo y en el mercado de los follajes frescos ornamentales.


Vendedor y compradora de los hilos de la Iraca para elaborar los sombreros aguadeños. Oficios que dan sustento a muchas familias en el municipio de Aguadas, Caldas.
En ambientes urbanos, se observa con relativa frecuencia la incorporación de esta especie en jardines y zonas verdes, pero a menudo con mínimas prácticas de manejo horticultural. A menor escala, las hojas de Iraca tienen algún posicionamiento en el mercado de los follajes frescos ornamentales, pero no existe una línea de desarrollo e investigación, perfilada a fortalecer su producción y comercialización. Sin duda, la iraca ofrece interesantes perspectivas en estos ámbitos y por lo tanto merecería mayor atención.
La Palma Toquilla, Jipijapa o Iraca, es una de las especies de mayor significancia en la relación del hombre con las plantas en los trópicos americanos. Su rusticidad, versatilidad en posibilidades de aprovechamiento y su singular belleza, convierten a esta especie en una insignia de la flora de Colombia, que a su vez debería ser objeto de mayor esmero y valoración como especie carismática, por proveer múltiples beneficios y aportar al bienestar de comunidades rurales del país. Conocer y valorar la Iraca, es extender un puente entre la sociedad y sus recursos vegetales silvestres. La Iraca cuenta la historia de una tradición que vincula al habitante preshispánico de la América Tropical, con el mundo vegetal, en una relación que se ha extendido hasta épocas actuales; sin duda, es un emblema de la etnobotánica neotropical.
GLOSARIO
Etnobotánica: Disciplina que aborda el estudio de la relación entre las plantas y los diferentes grupos humanos.
Hoja bandera: En las palmas, es la hoja aún sin abrir, que permanece en medio de las hojas ya completamente desarrolladas.
Pecíolo: Eje que conecta o une la lámina foliar con el tallo.
Plasticidad fenotípica: Variaciones en las características de un organismo, como respuesta a factores ambientales.
Región Neotropical: En sentido general, se refiere a la franja tropical del continente americano.
Tejido meristemático: En las plantas, tejido simple, no diferenciado, que da origen a otros tejidos especializados.
*Botánico, candidato a magister en ciencias de la Universidad de Antioquia. Actualmente es profesor asociado de la universidad CES en Medellín y es uno de los especialistas a nivel mundial de la familia de plantas Cyclanthaceae. Sus principales intereses son la docencia, la taxonomía y ecología de plantas en general. Ha participado como investigador en gran cantidad de proyectos principalmente con el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe (Medellín) y la Universidad de Antioquia.
