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A pesar de los cambios que lentamente se pueden ir apreciando en San Basilio aún se vivencia, y se esfuerzan por fortalecer, la tradición como uno de los pilares de su identidad. Este proceso incluso viene de años atrás cuando Antonio Cervantes “Kid Pambele” ponía el nombre de Colombia en el mundo del boxeo. Hoy en día sigue siendo un orgullo para el pueblo palenquero ser la cuna de uno de los mejores boxeadores de Colombia. La identidad palenquera, su fuerza y resistencia se deben a su espíritu guerrero de hombres libres que lucharon por romper las cadenas, tal y como se puede apreciar en el parque de Palenque donde está la estatua de Benkos Biohó con sus cadenas rotas, un símbolo de la lucha que condujo a esta población a su libertad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Palenque se erige como un pequeño rincón de África que perdura en el tiempo no sólo a las dinámicas propias de la comunidad sino también a los procesos foráneos como el turismo o la internacionalización musical. Manteniéndose, por medio de la sonoridad imperante en todos los ámbitos de la vida, firme y arraigada a sus orígenes, haciendo parte de la historia del mundo como un lugar donde aún se respira el pasado y la memoria, y por medio de la música, sus sonidos y vivencias será recordado como el primer pueblo libre de América.

 

[1] Tomado de Himno de Palenque, Compositor: Pedro Justo Valdez

Esta tradición y su conservación fue uno de los motivos por los cuales en el año de 2005 Palenque fue nombrado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO, entrando en el prestigioso circuito de lugares que conservan y vivencian la tradición y que poseen una importancia histórica en el desarrollo de la historia global. Este proceso de patrimonialización ha fomentado fuertemente el turismo y ha convertido a la comunidad en un lugar de interés internacional, además de ser esta una actividad dinamizadora de la economía que ha permitido que algunas personas se dediquen a este sector como una forma de vida o una oportunidad de trabajo temporal durante festividades o visitas masivas de turistas. Allí van a parar numerosos extranjeros cuando se celebra el Festival de Tambores y expresiones culturales, unos motivados por la fiesta y otros por el interés de conocer este pequeño rincón de África. Incluso la conexión con África se hace más evidente ya que se invitan grupos africanos o estudiosos provenientes de África o afines a este continente, creando un espacio de interlocución entre ancestralidades situadas en diferentes continentes pero conectadas por la memoria y la historia.

El Festival de Tambores nace como una posibilidad de mostrar la música palenquera al exterior. Anteriormente la festividad era disfrutada casi en su totalidad exclusivamente por la población nativa ya que el turismo era reducido, pero actualmente con la publicidad y la inversión que se hace en este festival por parte de entidades como el Ministerio de Cultura se abre una ventana de esta cultura al mundo donde convergen cientos de personas que en la expectativa de vivir esta fiesta dinamizan las actividades del palenquero, que ahora aprovecha esta oportunidad para generar ingresos y se aparta un poco del disfrute festivalero para enfocarse en la atención al visitante.

San Basilio de Palenque

Una visión desde las viviencias musicales

Texto: Luis Fernando Rios

Fotogtafías: Alejandro Campuzano

Santiago Ramirez Restrepo

 

Muchas personas no conocen el origen del bullerengue, la música ancestral proveniente de varias generaciones de descendientes africanos asentados en el Caribe colombiano, pero en San Basilio de Palenque se afirma que el Bullerengue nació allí, en los Montes de María, en el Departamento de Bolívar.

A este lugar llegaban los Cimarrones, los esclavos rebeldes que escapaban de la opresión ejercida durante la colonización americana, los cuales venían desde Cartagena, uno de los puertos de acceso más importantes a Colombia desde Europa donde se comerciaba con los Africanos, que luego serían trasladados a los diferentes lugares en que su mano de obra fuera requerida. En San Basilio los esclavos fugados encontraron en este lugar los aires de libertad que se respiraban en las tierras africanas. Se dice que Benkos Biohó fue el primer cimarrón que escapó de los colonizadores asentados en Cartagena y que después de su fuga se asentó en los Montes de María. Allí, luego de que se establecieran rutas de escape proporcionadas por el mismo Biohó, llegaron otros cimarrones buscando la anhelada libertad, y finalmente fundaron este Palenque de San Basilio, el primer pueblo libre de América.

“Palenque fue fundado, fundado por Benkos Biohó, el esclavo se liberó hasta que llegó a famoso”[1]

Luego de trescientos años de liberación, en este corregimiento ha perdurado la tradición ancestral legada por los africanos llegados a Colombia, es por esta razón que San Basilio se convierte en una visita obligada para el viajero curioso de la tradición. Palenque no difiere mucho de los corregimientos del Caribe Colombiano, posee calles despavimentadas que son azotadas por el fuerte calor de la región. Hay servicios de agua, energía pero en condiciones irregulares, y su cercanía con Cartagena permite que el corregimiento sea provisto de otros servicios básicos e incluso de alimentos de muchas regiones del país.

Construccion tipica de Palenque

San Basilio de Palenque ofrece una de las experiencias sonoras más maravillosas que se pueden apreciar. Existe la sensación de que todo en este lugar se encuentra conectado con la música. En cada esquina, bar o calle se puede escuchar el sonido del picó o de algunos niños ensayando su música, sus bailes o, para no ir tan lejos, los anuncios de las Palenqueras que te ofrecen sus dulces de manera tan especial con las palanganas mágicamente sostenidas sobre sus cabezas o incluso el despertar con los cantos de “Panamá”, un invidente que se pasea con su bastón en las horas de la mañana cantando unas melodías palenqueras por las calles, casi como ejerciendo el papel del Griot, personaje de África Occidental, que transmite la tradición oral por medio de cantos y poesías.

La vida en San basilio de Palenque

Al ir a San Basilio es vital escuchar los múltiples sonidos que nos ofrece este corregimiento, un recorrido que nos sitúa incluso en otras latitudes fuera de Colombia e incluso Latinoamérica. La música principalmente está arraigada a tres ritmos diferentes desde la localidad, estos son el bullerengue, el son palenquero y la champeta, ritmos de gran arraigo en la cultura palenquera, que son ejecutados normalmente con tambores como el Alegre, el Llamador y, dependiendo la música, instrumentos como las maracas, la clave o la marímbula, quizá uno de los más curiosos y una fiel muestra de la influencia de músicas africanas y afroamericanas en la cultura de San Basilio. Y como ritmos que acompañan el día a día de la población encontramos el vallenato, la salsa y otras sonoridades más remotas provenientes del Caribe y de África, como el zouk o el soukous, que son la música que acompaña algunos bares y picós familiares.

Existe la idea de África como un continente sonoro, musical y alegre, y en Palenque podemos hallar como África se nos dibuja frente a nuestros ojos, al menos las ideas que nos han construido encuentran su representación allí. Incluso ellos mismos se denominan como “el pequeño rincón africano en Colombia”, y a pesar de que solo puede ser un imaginario y una invención colectiva, encontrar paredes y avisos con una lengua diferente al español, la lengua palenquera, que a pesar de haber sido olvidada en parte por sus pobladores hace algunos años ahora resucita de la mano de quienes quieren preservar y difundir esta lengua a los niños y jóvenes como muestra de la tradición y orgullo de su cultura; hombres usando dashikis y sonidos de tambores te transportan a ancestralidades y memorias africanas que viven y palpitan en el caribe colombiano.

Las Estrellas del Caribe

Festival de Tambores de Palenque

Festival de Tambores de Palenque

 

La música fue uno de los pilares de la declaratoria patrimonial. Al ser una música propia, con influencias africanas y caribeñas fue reconocida como uno de los principales elementos a conservar como patrimonio de la humanidad. Los sonidos que surgen allí en Palenque van desde el Bullerengue, con sus distintas versiones, pasando por el son Palenquero y la Champeta criolla. Experiencias sonoras que dentro de sí guardan memorias y vivencias colectivas o individuales que manifiestan incluso vínculos con lo muerte, como por ejemplo el “lumbalú”, es decir, el ritual de muerto.

Esta tradición cumple una función fundamental en el ritual funerario, donde se despiden y desprenden las almas del mundo vivo para ingresar al de los muertos. Incluso cuando el “lumbalú” no se hace con los tambores en vivo, como se realiza cuando el muerto es importante en la comunidad, es una experiencia completamente única, ya que la atmósfera que se crea por medio de los cantos y llantos de las mujeres expresan una tradición que se remonta a siglos y memorias atrás, que se ponen de manifiesto en lo más privado de una comunidad como lo es el contexto de la muerte.

Maestro Rafael Cassiani

Es pertinente interrogarse por las lógicas globales y su impacto en el contexto local, en este preciso momento, debido a que esto es lo que ocurre en San Basilio de Palenque desde hace unos diez años. Dinámicas propias de la patrimonialización y la denominada Música del Mundo (World Music) han sido fuertes motores de cambio en la comunidad. A pesar de que una categoría como la de patrimonio se preocupe por conservar la tradición, en Palenque está ha propiciado que asuntos tan invariables como el ritual fúnebre se haya transformado.

Para mí fue una sorpresa ver, en el marco de mi viaje etnográfico en el año 2012, como una novena, celebración católica de acompañamiento y oración al fallecido, se realizaba con Son palenquero, en vez del  Bullerengue, que ha sido desde hace muchos años la música tradicional más antigua de San Basilio y la que históricamente ha sido empleada en los rituales de muerte. Todo esto se debe a que existen conflictos dentro de la comunidad  respecto al uso de lo sagrado de lo musical en contextos ajenos al ritual, lo cual ha provocado fricciones y disgustos que finalmente hacen que la tradición mute.

Festival de Tambores de Palenque

Las Estrellas del Caribe

Luis Fernando Rios

Antropólogo de la Universidad de Antioquia, interesado en temas de comunidades negras, música y patrimonio. Desarrollo su tesis de grado en San Basilio de Palenque, Cartagena, Colombia.

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